¿Qué es eso? Bueno, básicamente: dedicarse de lleno a la poda del bigote; es decir, ser el bigote, a la vez que se es la tijera. Y también estar siendo bigote y tijera a un tiempo; sin olvidarse de haber sido bonsai podado con bigotes, siendo podado -me corrijo- por una tijera que se siente sida por la mano que la sostiene. Mano que, por otro lado -o por el mismo- es en situación de estar estando.
No son pocos los maestros bigote-bonsai que transmiten el saber de creerse planta a la vez que isleta de pelo. Hay que saber encontrarlos y, una vez hallados, no espantarlos con preguntas intempestuosas, apresuradas, ácidas. Al contrario: si tienen la suerte de cruzarse con alguno de estos pululantes y calvos (sí, son pelados) sensei-bigote-bonsai, sean cautos, no se apresuren, acarícienles la barba acaricien.
Voy a terminar esta opinión con una rememoranza, a saber:
por mucho tiempo quise tener barbabigote. Y no pude. Pero, de repente ¡quién lo diría! me salió. Ahora puedo decir que, más o menos, soy feliz podando mi bigote-bonsai.
los abraza
emilio.-