Estoy tirado desde las diez en diferentes lugares de mi casa con mi nodbuc en mi regazo tecleando frenéticamente un. Mentira, no estoy tecleando frenéticamente, estuve mirando una página en blanco como dos horas. Pero sí, estoy haciendo un examen, tengo unos ojos que me miran desde algún pupitre diciéndome “hazlo bien” y: nada… Mientras tanto, mi perro me acompaña en cada uno de estos lugares, durmiendo. Mostrándome que él no se hace problema, no le interesa saber más de lo que sabe, no le interesa estar en constante producción, no tiene unos deseos que lo obsesionan y lo llevan al perpetuum mobile. Y, para alborotar mi mente aún más, al momento en el que me pongo algo de música para atenuar esta cuestión, el chabón levanta la mirada con cara de “¿Realmente? ¿Te parece? Estaba durmiendo…” y la sostiene, unos segundos, hasta que bajo un poco la el volumen.
El otro día ibamos los dos caminando por la calle, al ritmo de ACDC. Los dos con los pelos que se flameaban al viento. Él, caniche blanco de 15 centímetros; yo, humanoide morocho y peludo de un metro noventa, caminando, ACDC, Back in Black. Excelente imagen.
Hoy, me levanta una mirada reprobadora a Junjo de Esperanza Spalding. Tengo un caniche rockero.
Les dejo los dos CDs para que se bajen. Click de imaj.