La verdad, creo que esta nota no merece más palabras que las del título y las que ustedes puedan ver pasar por sus cabezas atestadas de imágenes paganas, ni más imágenes que esas y estas.
Bastan ganas de llenar este espacio, y como somos, le dije alguna vez a algún Rayo, una nota disonante en el espectáculo, no llenamos tu pantalla de culos y tetas (¿Tal vez deberíamos? No!), en cambio, llenamos tu corazón con historias de amor robadas, prosas ajenas que iluminan los astros, palabras pesadas que te evidencian la hermosa levedad de tu existencia (Comela Kundera), e imágenes descolgadas del más allá (tenemos alto dealer).
Y es que cuando uno va caminando por las calles de esta ciudad, escuchando conversaciones ajenas, leyendo carteles que cubren todo, no puede sino dejar que su mente vuele en irrisorias reflexiones, indignaciones repentinas, desagrados generales y un malestar difícil de describir. ¿Qué necesidad hay? No se, es cierto que los cuerpos desnudos atraen miradas de todo tipo, como la del tipo que se imagina tocando desmedidamente ese culo suave y firme sin importarle demasiado de quien es, o la de ella, que con cierta envidia mira las ofertas y atribuye al photoshop sus propias desgracias. No me voy a poner a criticar la objetivación de los cuerpos femeninos ni mucho menos, no me interesa.
¿Y por qué escribo entonces? Ni idea, si no sabes vos.
Entonces, cuando te despertas y abris tu armario para ver que ponerte, tenes por delante una terrible decisión al tener que elegir con que careta vas a afrontar tu día, con cual te vas a ofrecer al mejor postor, esa que vas a mostrar al mundo para que todos sepan lo que pretendes ser, que careta poner en tu profile!!
Seguramente sean delirios de juventud, de eterna juventud, intentando comprender el por qué de algunas cosas, muchas de las cuales no lo tienen. Se me fueron las palabras.
Relaja, trata de andar la vida como un Rayo.