El arte contemporáneo tiene gusto a papasfritas de McDonalds.
Gomoso se mastica y remastica, se rumia, para sentir ese pico de sal que nos da una explicación de relleno, para entendidos.
Adictivo producto preempaquetado con un algoritmo que nos recomienda más de lo mismo para no parar de mirar arte contemporáneo. Y de fondo que suene la música de moda y las birras artesanales llegaron a los dispensers al lado de la pesi.
Comida prefabricada que se digiere rápido para salir rápidamente del cuerpo en forma de caca desmenuzada y granulosa.
Mirá que cool que es el arte que pagó papito. Poco tiene de arte, mucho menos de papa, y nada de nutritivo.