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En general es una disposición emocional

Y son cosas que suelen pasar, basta con un mordisco para que tu mente vuele por recuerdos de niñez, como le pasó a Anton Ego al probar un simple ratatouille. Y esta no será la excepción, viajarás al sur, a la casa de tu abuela, recorrerás plazas varias y seguramente desees la presencia de ninjas cerca que te pateen el pecho de vez en cuando.

¡Esto es para vos Luli!

Y vos, fanática de Luli Lopilato y de Los Rayos, que lees el último libro publicado en busca de la receta de alfajorcitos de Maicena (que es una marca, el producto es el almidón de maíz) pero solo para encontrarte una receta sin maicena, anda preparándote para estallar en un pastoso pero delicioso éxtasis de alegría.

¡Quiero Los RayoAlfajorcitos!

Obviamente, tenes que tener dulce de leche repostero y coco rallado para terminarlos. Para empezarlos, conseguite 150 gr de manteca, 150 gr de azúcar impalpable, 10 gr de polvo para hornear, Maicena 500 gr (se puede remplazar un 20% por harina 0000, o suprimir el polvo para hornear y agregar harina leudante), 162 gr de yemas (son 9, que bien pueden ser 3 huevos) y esencia de vainilla. Es una masa quebrada (así se llama, pero no es que está quebrada sino que cuando la mordes hace pluffff… y se desarma en tu boca), y se hace como muchas de las que venimos viendo, con la manteca fría arenando con todos los secos y luego agregando las yemas y uniendo sin amasar.

Una vez que tenes la masa hecha la estirás a 1 cm de espesor y mandala a la heladera. Mientras, prende el horno para que se caliente. Si tenes un cortante, cortas la masa con eso, y sino con una copa con el borde harinado para que no se pegue, pones todo en una placa y lo cocinas unos 10/12 minutos, hasta que se haga esa especie de erupción en la superficie.

¿Cómo que no hay más?

Cuando los saques del horno, dejalos enfriar si no queres quemarte. Y después rellenas con abundante dulce de leche y armas los alfajores, para terminar rodándolos por coco rallado como bicho bolita.

Ya estás listo para armarte tu canasta de mimbre con una manta para estirar a orillas del río azul, y comerte unos tremendos alfajorcitos con un buen mate, no te recuestes porque te quedan en la garganta, pero podes relajarte en un paréntesis de ilusión y disfrutar de esas cosas que no ves.

Por suerte tengo la receta. ¡Gracias Rayos!