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La Mari

Reverenda explosión de papayas. ¿De qué otra forma algo que sagradamente te hace bailar hasta ponerte rojo con un poco de verde en la cáscara?

Las muchachas son doce y aún así manejan una timidez seductora. Algo parecido a la imagen de hippies con metralletas, eso no debería ser así del todo, pero atrae su incongruencia: pelo largo, bandanas, oxford, camisa de solapa ancha y municiones eternas.

Todavía, entre canción y canción, esperamos que la banda explote con su público bañando en semillas negras y circulares. La música es muy buena y por sobre todo entretenida. Los Rayos discutimos sobre la nota con las palmas hacia el techo y con los pies tocando el piso como si quemara. Papayism, papayas, kiwi, BUM y un cura que santifica el rito.

El BUM claramente se da de la mano y los pulmones de Ceci Dottore con su solo de saxo que simplemente hace que esta orgía frutal llegue al cielo. Las manos que surgen de su espalda nos remiten a Vishnu y eso me hace acordar a un montón de cosas que no me interesa poner en esta nota, pero sí quiero que sepan: recuerdo cosas.

La cantante, Ceci Maaaaaaaaaaaaaaaaaas, mezcla su voz peculiar -¿me gusta?, ¿me enerva? Me encanta-  con movimientos que van de lo parsimonioso a lo pecaminoso en el medio de la cumbia, describiendo círculos con sus manos y sus caderas.

Para finalizar y ser sintético, los descalzos pies del rayador de Tina (y no los de ella misma) expresan con fuerza la actitud de estas chicas que se emocionan y no paran de diveritirse haciendo música. Se levantan, se retuercen, se tensan y se relajan mostrando todas las sensaciones de Cumbia Club la Maribel, en la punta de un dedo gordo del pie pie pie pie.

Reverenda explosión de papayas.

Fotangas: JE