Ahora vamos a hablar del uso de las mayúsculas (gran palabra ‘mayúscula’; la próxima nota-rayo va a ser sobre la superioridad de las palabras esdrújulas). ¿Cuándo está bien y cuándo está mal usar mayúsculas?
El primero en levantar la mano -el ñoño de la clase- se desvive por responder y grita “yo, yo, yo: al principio de la oración, en los nombres propios, para las siglas y para decir algo importante”. Y ahí le asestamos un golpe preciso entre los ojos con la varilla de pino que siempre llevamos con nosotros para casos extremos de corrección ética: ¡No! No se escriben las cosas importantes con mayúscula; éstas sólo se usan para dar énfasis a ciertas palabras o letras, pero su uso debe ser medido, calibrado, artístico, para lograr SORPRENDER, o amedrentar al destinatario para que el mensaje se grabe en el hipotálamo: NO USES MAYÚSCULAS INDISCRIMINADAMENTE.
Por ejemplo, un correo electrónico o un mensaje de texto en mayúsculas (letras capitales, si traducimos literalmente del inglés, como los pecados) es criminalmente agresivo. Entonces el educando n°2 levanta la mano con suficiencia y tira: “Pero, ¿y si quiero decir algo que es urgente y necesito asegurarme de que el otro lo haga sí o sí?” ¡Nada! Ante todo, el respeto a la sensibilidad visual del próximo; reitero: TEXTO EN LETRAS CAPITALES ES TERRORISMO VISUAL.
ASÍ QUE NADA DE ANDAR USANDO ESAS LETRAS GRANDES, ¿EH? NO TE QUIERO VER ENCERRADO EN EL CUARTITO DE ESCOBAS ESCRIBIENDO LA PARED EN MAYÚSCULAS, ¡Y OJO CON LA PUNTUACIÓN! AAAAAAAH