Santiago Membrillar se encontraba en el apóstulo de sus días. Llevaba una vida deginerada y alardina que sin el sinergo de un encuentro lárdico, mempostaba por los límites del línfostulo en falta de la aparición un verdadero lexo.
LeerLas mentes de todos ustedes fueron atacadas por un ninja, y nunca lo vieron venir. La sensación es la misma que se experimenta al entablar una discusión con una novia: sin saber bien cómo, juegan con nuestros cerebros y súbitamente, sus argumentos tienen mucho sentido.
LeerY son cosas que suelen pasar, basta con un mordisco para que tu mente vuele por recuerdos de niñez, como le pasó a Anton Ego al probar un simple ratatouille. Y esta no será la excepción, viajarás al sur, a la casa de tu abuela, recorrerás plazas varias y seguramente desees la presencia de ninjas cerca que te pateen el pecho de vez en cuando.
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