All Articles

Piso descerebrado

Hace unas semanas ya, vinieron a levantar el piso. Suelo, tierra, base de madera o de cemento, no importa. Un grupo de hombres encasquetados giraron toda la tarde por mi casa haciendo sonar los nudillos contra las baldosas buscando el golpe seco y certero, el eco en respuesta que asegurara una zona hueca. Y entonces empezaron la operación: zácate, zácate, pum, clacl, truummmm… tac-taca-taac-¡crck! Brotó: desde adentro y abajo de las tablas de pinotea brotó un maremágnum de materia gris superconcentrada que había estado acumulándose durante los veinte y tres años de mi primorosa vida, sin lograr traspasar ni una rendija.

Ahora, sí. Los hombres encasquetados sonreían atrás de sus lentes humeantes mientras el cerebro del piso salpicaba las paredes del cuarto como una fuente de pesadilla.

¿Y Candela?

Queride lectore: en cualquier lado, abajo del objeto que menos esperás, hay un cerebro esperando ser destapado. ¡Cuidado! Usá guantes y siempre mantené cerca un balde.