Seguramente Cerati haya pasado por esta escena cotidiana, de ahí sus palabras: “La espera me agotó, no sé nada de vos”, parado por algún punto perdido de la ciudad, esperando, mirando a su alrededor como las calles se van vaciando, con gentes que caminan vuelta a casa, algunos con bolsas recién adquiridas, posiblemente una futura cena, otros con pasos apurados, tal vez porque quieran ir al baño, o tan solo por el imperioso deseo de volver luego de una ardua jornada.
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