Caminamos en breves encuentros. En miradas cruzadas. Deambulando por la ciudad que fue alguna vez. Hoy ya cerrada, con sus párpados caídos, solamente ve pasar a través de sus rejas a los sobreadaptados. La mayoría se dirige, sin lugar a dudas, a un medio de transporte, están en el centro de la ciudad, el lugar con más densidad poblacional. Y eso dicen nuestras miradas, imaginan los días del otro, sienten empatía por las horas pasadas en la oficina, en el estudio, en el bar, por la acidez de los 3 termos de mate, de las 7 tazas de cafe, de las dos cajas de puchos, para calmar la ansiedad, para clamar la ansiedad, para poder pasar la tarde despiertos, después de ese almuerzo en la rotisería que vende la comida en una bandejita por peso donde se mezcla con de todo.
Ella es una caracúlica, él es muy buen mozo y con cara de enamorado avanza tomando su mano. Ella se rasca el cuello, como si nada le importara. Él camina con cara de enamorado.
Él es petizo, pelado y lleva un mongomery. Sus piesitos debajo a paso ajustado trepidan por la ciudad. Guarda que te como los talones.
“Y la vieja estaba dale que llamo a la policía. Pará, vieja bigotuda!”
Qué les esperará en sus casas?
Sigur Ros http://vimeo.com/53394874