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Una historia del amor

Es un clásico así que no me importa hablar del final o de la trama. Se conocen, por casualidad, como tienen amigos en común son presentados, atracción, torpeza, vergüenza, y primeras salidas. Intentan no mostrarse demasiado -seducir-, es decir, mostrar la parte que ellos creen que es más atractiva. Van siendo, cada vez más, parte del mundo del otro y van apareciendo diferentes realidades de cada uno que desarman el idealismo. Nace la inseguridad y el miedo al compromiso por el mismo temor a perder al otro. También Alvy, el personaje principal, al mostrarse como es y con un poco de desagrado de sí mismo que tienen(mos) todos los soberbios, se comienza a preguntar por qué Annie, la personaja principala, sale con él: “Nunca podría pertenecer a un club en el que me aceptaran como socio”. Entonces comienza a hastiarse de ella y ella de él y temen y se recuestan sobre no querer hacerle mal al otro para no cortar la relación, pero el el fondo temen por ellos mismos. Y cortan y en con el otro se va una parte de sus vidas y entonces se extrañan, sabiendo que no funcionan, vuelven y van y vienen y van y vienen, y no funciona. Prueban con otros y al principio intentan con las mismas fórmulas de la relación anterior, estructurars inservibles para un nuevo contenido. Finalmente son, siguen adelante, recordándose como maravillosas personas y arraigándose en cuán divertido fue solamente conocerse. Las relaciones  “son completamente irracionales, locas y absurdas, pero supongo que insistimos en ellas porque la mayoría de nosotros necesitamos los huevos” dice maderita Allen haciendo referencia al chiste “Doc. mi hermano se cree gallina. -Intérnelo. -Lo haría pero necesito los huevos”.

Esto la hace una película del amor real, de ese amor que ya en alguna nota llamé como amor torpe. Es la construcción tipológica del amor. En el medio de la misma se ríe de las películas con final feliz como muestra el último link. Todo está contado con unas imágenes increibles y con unos juegos entre los personajes secundarios, el público y fantasías comunes que son brillantes. Woody Allen suele cansar por su gran cantidad de películas. Pero todas mis notas de Los Rayos fueron escritas desde el buen humor, así que, la mayoría, recibe mi mirada positiva.

Escribo esta nota sabiendo que por alguna razón a los lectores de esta fantástica revista les gustan las cosas que hablan del amor. Me pregunto por qué.

Chau, lov iu ol.