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Vomitando papas a la milhojas

Esto no es una milhoja.

Pasados ya más de dos meses, eludiendo la página en blanco, me siento a escribir una nota. No sé si recomendar algún disco de esos que empaparon las vacaciones, si escribir algunas de esas notas que hablan de melancolidades intentando repercutir en el corazón de aquella solitaria vaca, redactar rápidamente alguna receta de esas que cociné para matar la angustia de haber vuelto y rememorando las habilidades del rayo Lende que murió o se fue de viaje. Quizás escribir alguna de esas notas que hablan de que no se que escribir.

DRC Music me llega por labios de Joaquín Jurado Naón, ferviente acompañante de caminatas y ventas de trufas, vomitador profesional que utiliza esta evacuación como herramienta de autopreservación. PELIGRO PELIGRO grita y vomita, mientras canta canciones de Demon Albarn. Gran compañero de viaje. Mientras escucho su recomendación fileteo unos dos kilos de papas con una mandolina dejándolos a un milimetro de espesor. Me meneo. Me meneo como ruta Boliviana que se curva y entrecurva tratando de avanzar por la montaña. Peligro peligro. Me rebano un cacho de dedo entre las curvas meneantes de la mandolina y sigue Damon Africano remixante. Dos kilos y una fuente grande, mejor ancha que alta. Piso de papas, un poquito de manteca, algo así como dos fetas, salpimienta, jamon, piso de papas, 

manteca, salpimienta, jamon, piso de papas,  manteca, salpimienta, jamon, piso de papas,  manteca, salpimienta, jamon, piso de papas,  manteca, salpimienta, jamon, piso de papas,  manteca, salpimienta, jamon, piso de papas,  manteca, salpimienta, jamon, piso de papas,  manteca, salpimienta, jamon, piso de papas,  manteca, salpimienta, jamon, piso de papas,  manteca, salpimienta, jamon, piso de papas, hasta que se acabó. Ahí le mando un medio kilo de crema de lequie y lo envuelvo en aluminio, fuego medio y lo dejo hasta que las papas se hagan, tarda bocha, hora y pico. Pero después es lo más-

Termina de hacerse, le metés queso de rayar y lo gratinás.

Lo servís y ya tenes que poner otro CD porque tarda bocha. James Blackshaw te quema la gorra pero podés escuchar mientras cenas.

Cae pesado. Pero abandonamos el omeprazol.

Chau, gurice.